En nuestra sociedad, a las mujeres siempre se nos ha asociado y hecho responsables del cuidado: de los niños, de los mayores, de los enfermos y de los discapacitados de la familia; todo ello en el ámbito privado, Sin embargo, también queremos actuar en el ámbito público y ser responsables del cuidado de la Tierra e intentar dejar un mundo, si no mejor, igual que el que heredamos.
Históricamente se ha hablado de los supuestos "saberes femeninos", como si tuviéramos un "don" e "inclinación" especiales para asumir el papel de cuidadoras. En la actualidad, se habla de "la ética del cuidado" interpretada no como una obligación, "una carga", sino como un privilegio a compartir con el cual todos nos sentimos bien, dándolo y recibiéndolo.
El ecofeminismo es una manifestación pública de lo que queremos y podemos hacer por el Planeta.
El ecofeminismo
El ecofeminismo, un 'nuevo término para designar un saber
antiguo', se desarrolló a partir de diversos movimientos sociales --los
movimientos feminista, pacifista y ecologista-- a finales de los años 70 y
principios de los 80. Aunque la primera que utilizó el término fue Françoise d'Eaubonne,
éste sólo se popularizó en el contexto de las numerosas protestas y actividades
contra la destrucción del medio ambiente, iniciadas por la chispa de los
repetidos desastres ecológicos. La fusión accidental del núcleo del reactor de
Three Mile Island impulsó a un gran número de mujeres estadounidenses a
reunirse en la primera conferencia ecofeminista --'Mujeres y Vida en la Tierra:
Conferencia sobre el ecofeminismo en los ochenta'-- celebrada en marzo de 1980
en Amherst. En ella se examinaron las conexiones entre el feminismo, la
militarización, el arte de sanar y la ecología. Como escribió Ynestra King, una
de las organizadoras de la Conferencia:
"El ecofeminismo trata de la conexión y la integración
de la teoría y la práctica. Reafirma el valor y la integridad particulares de
cada ente vivo. Nosotras pensamos que debe considerarse la perca junto con la
necesidad de agua de una comunidad, la marsopa junto con el deseo de comer
atún, y las criaturas sobre las cuales puede caer, junto con el Skylab. Somos
un movimiento que se identifica con las mujeres y creemos que estamos llamadas
a cumplir una tarea especial en estos tiempos amenazados. Pensamos que la
devastación de la Tierra y de los seres que la pueblan por obra de las huestes
empresariales y la amenaza de la aniquilación nuclear por obra de las huestes
militares son preocupaciones feministas. Son manifestaciones de la misma
mentalidad masculinista que pretendía negarnos el derecho a nuestro cuerpo y a
nuestra sexualidad y que se apoya en múltiples sistemas de dominación y de
poder estatal para imponerse."
-- De la introducción de "Ecofeminismo", por Maria
Mies y Vandana Shiva, 1993.
Recientemente, Alicia Puleo, Doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, ha publicado el libro Ecofeminismo. Para otro mundo posible Nada mejor que leer sus propias palabras acerca del mismo.
Ecofeminismo para otro mundo posible
He trabajado mucho durante los últimos cinco años para que este libro fuera una realidad y estoy muy contenta de poder compartirlo con vosotr@s. Mi ecofeminismo, que he llamado "ecofeminismo crítico", busca analizar las doctrinas y prácticas opresivas tanto de los patriarcados tradicionales como de los contemporáneos, revisando la tradición emancipatoria ilustrada . Reivindica la igualdad y la autonomía de las mujeres, con particular atención al reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos. Acepta los beneficios del conocimiento científico y tecnológico siempre que éste se acompañe de suma prudencia y actitud vigilante. Fomenta la universalización de los valores de la ética del cuidado, evitando hacer de las mujeres las esforzadas “salvadoras del planeta”. Propone un aprendizaje intercultural sin menoscabo de los derechos humanos de las mujeres y afirma la unidad y continuidad de la Naturaleza desde el conocimiento evolucionista y la exigencia de compasión y justicia hacia los animales no humanos.
Espero que este libro, escrito con mucha ilusión, contribuya a construir una cultura ecológica de la igualdad que ayude al cambio hacia otro mundo posible.
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La cubierta ha sido diseñada expresamente por la artista hipermedia Verónica Perales del colectivo Transnational Temps a partir de la lectura del original manuscrito.
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