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dimarts, 31 de juliol del 2012

5 mujeres comandan un avión


Cinco mujeres comandaron un avión: desde la asistente de vuelo hasta la comandante. La nave voló ida y vuelta desde Buenos Aires a Salta. “Es un orgullo haber piloteado un vuelo tan histórico para Austral y para todas las mujeres”, aseguró la comandante a cargo de la nave, Ana Maluff.

El vuelo AU2454 de Austral con destino a la provincia argentina de Salta, se convirtió en el primer viaje aéreo de la línea comercial integrado únicamente por tripulación femenina: mujer desde la asistente de vuelo a la jerarquía máxima en la cabina. El avión despegó a las 11.33 con 96 pasajeros a bordo rumbo a esa provincia, donde llegó pasadas las 13, para emprender el regreso a Buenos Aires a las 14.15. “Fue un orgullo haber piloteado un vuelo tan histórico como éste”, aseguró a este diario la comandante a cargo de la nave, Ana Maluff (38).

“Cumplimos con el horario previsto”, comentó la comandante, feliz tras un día de emoción. El equipo estuvo conformado por la copiloto Nuria Estebez, la comisaria de a bordo Ana María Sabljak y las auxiliares Mariana Burguete y Florencia Bringas Agherreberi, que poco después de las 10.30 ascendieron al avión Embraer 190. “En lo que hace al personal técnico (de atención a los pasajeros), la incorporación de mujeres ya es de larga data, pero tener pilotos femeninos es todo un suceso”, dijo Burguete en Aeroparque. 

“Hace 24 años que vuelo. En mis primeros años de carrera había sólo cinco mujeres piloto en todo el país. Imaginate la sensación de rareza que es recordar eso y después sentarte en la cabina, mirar a ambos lados y no ver un solo hombre”
Ana Maluff coincide. “Hace 24 años que vuelo. En mis primeros años de carrera había sólo cinco mujeres piloto en todo el país. Imaginate la sensación de rareza que es recordar eso y después sentarte en la cabina, mirar a ambos lados y no ver un solo hombre”, explicó la responsable del vuelo de regreso en la Capital Federal. Hoy, Ana Maluff es la única comandante mujer de Austral y “una de las seis mujeres piloto de la línea, que emplea un total de 360 pilotos”, aseguró.

Fuentes aeronáuticas detallaron a este diario que en las líneas aéreas que funcionan en Argentina sólo el uno por ciento del total de pilotos son mujeres: Aerolíneas Argentinas tiene once mujeres de un total de mil pilotos; Lan, tres de 300, y Andes, ninguna. En tanto, el rango de comandante sólo fue alcanzado por dos mujeres en Aerolíneas Argentinas y sólo por Maluff en Austral. Sin embargo, la tendencia apunta a que cada vez más mujeres se animan a aprender a volar.

Las cifras explican por qué el vuelo AU2454 de Austral quedará registrado en la historia de la ampliación de derechos de la mujer. A pesar de los avances en materia de igualdad de oportunidades entre ellas y ellos, pilotear continúa siendo una profesión predominantemente masculina. La línea internacional Air France está entre las que más apuestan a la empleada mujer. Cuenta con 300 pilotos mujeres, de un total de 4200 pilotos, y cada 8 de marzo conmemora la masacre de las trabajadoras norteamericanas con un vuelo tripulado sólo por mujeres.

En Argentina no es la primera vez que se produce un viaje de personal íntegramente femenino. El 1º de abril de 2011, Aerolíneas Argentinas despachó un vuelo tripulado por cinco mujeres. Se trató del vuelo que unió Buenos Aires-Jujuy.

“Es un orgullo haber piloteado un vuelo tan histórico para Austral y para todas las mujeres”, aseguró Maluff. La hoy comandante trabaja hace seis años en Austral. “Empecé con los MD (McDonnell Douglas) como copiloto y junto con mi ascenso a comandante me llegó el pase a los modernos Embraer. Volar estos aviones es fantástico y me produce una gran satisfacción”, expresó a la prensa. Sus hijos, un varón de 16 años y una nena de 8, “están chochos con su madre piloto. Por otra parte, en mi familia la aviación es un tema cotidiano y para ellos es lo más natural del mundo que sus padres salgan a volar”, contó.

La copiloto, Nuria Estebez, de 28 años, que inició su trayectoria en la compañía hace cuatro años, también se mostró contenta con el avión. “Tiene una tecnología de punta y extraordinario desempeño. Pero no me olvido de los MD, porque me han dado muchas satisfacciones. Para nosotros esto no es un trabajo, es una vocación.” Estebez negó haber sentido “rechazo” de parte de sus compañeros. “A lo mejor hubo cierto recelo al principio, pero luego lo fuimos superando, hoy somos muchas y ya el peso es distinto, nos miran diferente”, apuntó.



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dilluns, 30 de juliol del 2012

Los Juegos de las mujeres, un hito en Londres 2012

En la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos en Londres, los 204 países participantes incluirán mujeres. Detrás de cada una de esas banderas, saludará al menos una mujer por primera vez en la centenaria historia olímpica. Hasta 268 de ellas competirán defendiendo la de Estados Unidos, lo que supone superar, otro hito femenino, a sus compatriotas hombres (261), y otras siete lo harán bajo las banderas de países árabes que nunca seleccionaron mujeres y que se han resistido hasta el final a enviarlas a los Juegos, pero que han cedido a las presiones del Comité Olímpico Internacional (COI). Londres 2012 son los Juegos más femeninos de la historia por estas cosas, pero también porque estas ya suponen el 46% del total superando aquel 42% tan publicitado de Pekín 2008: 4.850 deportistas, desde atletas a gimnastas, pero también boxeadoras.
El último país en ceder ha sido Arabia Saudí. Tras un intenso debate, hace solo una semana el COI anunció que la yudoca Wodjan Ali Seraj Abdulrahim Shahrkhani y la atleta Sarah Attar, serían sus primeras representantes olímpicas. Antes lo hicieron Catar, que además ha elegido a la tiradora Al-Hamad como abanderada, y ha seleccionado a cuatro mujeres para su contingente de 12 olímpicos, y Brunei, que cubrirá el expediente con la atleta Maziah Mahusin. Con la presencia de estas mujeres en la cita olímpica no acaba el debate abierto en el movimiento olímpico sobre la oportunidad de vetar, como en su día se hizo con la Sudáfrica del apartheid, a aquellos países que se niegan a enviar mujeres al mayor evento deportivo del mundo, les prohíben practicar deporte o les condenan a entrenarse en la marginalidad (la saudí Attar vive y se prepara en la soleada California, y no es un caso aislado). Pero sí se aplaza, al menos hasta la próxima cita. Y será más difícil que vuelvan atrás cuando ya han dado ese paso gigantesco.
“Es un avance muy grande, aunque a todos nos gustaría ir más rápido”, diceMarisol Casado, una de las pocas mujeres en la cúpula del COI, empeñado en aumentar el peso femenino desde la época de Samaranch, cuando se creó un grupo de trabajo específico para impulsar su participación. La mayoría de estas competidoras árabes acuden a los Juegos con una invitación o wild card y no tras superar esos procesos de clasificación que para la mayoría de los atletas resultan más extenuantes que la propia competición olímpica. Es el caso de la catarí Noor Al-Malki, una adolescente sonriente que no llega al 1,60m y que porta con orgullo la bandera de “primera atleta catarí en los Juegos” (lo hará en los 100 metros y con toda seguridad no pasará de las eliminatorias, pues su mejor marca está lejos de la mínima B, la más flojita). Pero su carrera es otra. Tiene un fin político, el de romper otra barrera en el deporte femenino. Con apenas 17 años Al-Malki huye de cualquier batalla y lo vive con naturalidad. No hay rastro de rebeldía o represión en su deseo de ser atleta.

Otro hito: en Estados Unidos, las mujeres superan en número a sus compañeros hombres
“No hay ningún problema con mi familia”, decía en mayo en Doha, donde compitió en la primera prueba del año de la Diamond League, sorprendida por la curiosidad que despertaba su figura entre los periodistas occidentales. “Tanto mi padre como mi madre me han animado a hacer deporte, a progresar. Agradezco su apoyo incondicional porque me ayuda a aguantar todo el estrés”, traducía sus palabras al inglés uno de los entrenadores que trabaja con la federación catarí.

Al-Malki, que tiene cinco hermanas y seis hermanos, corre con el pelo cubierto por un pañuelo negro y su grupo de entrenamiento está formado solo por chicas. Catar ha hecho una apuesta clara por el deporte en los últimos años —el Mundial de fútbol de 2018 será la guinda— y en ese ambiente, y entre los rascacielos a medio hacer que dan fe del boom económico que ha vivido su ciudad gracias al petróleo, Al-Malki fue descubierta hace cuatro años y trabaja a las órdenes de una entrenadora tunecina. Cuando se le pregunta “¿Qué le dirías a esos compatriotas que piensan que las mujeres no deberían hacer deporte?”, ella contesta con una sonrisa y por boca del entrenador: “Que recen por mí”.
“En el momento en que tienes contacto con esas mujeres te das cuenta de que muchas lo viven con naturalidad”, afirma Casado, que en otoño estuvo en los Juegos Árabes y que hace dos meses participó en Irak en un curso de entrenadores. “Y había mujeres. Y son las que van a abrir el camino. No hay vuelta atrás”, asegura. El de las mujeres árabes es uno de los últimos peldaños de una carrera que empezó en París 1900, los segundos Juegos de la Era Moderna, y que ha estado plagada de obstáculos. Un puñado de mujeres compitió en la capital francesa pero solo en tres disciplinas: tenis, críquet y golf.
La presencia femenina fue marginal hasta bien entrado el siglo XX. En Roma 1960, poco antes de que se produjera la revolución de la minifalda y renaciera el movimiento feminista, apenas el 11,5% de los olímpicos fueron mujeres. Dos décadas después, en Moscú 1980, habían duplicado su peso (22% de los atletas) y en Sidney 2000 casi lograron hacerlo de nuevo (38%).


Fanny Blankers-Koen, que ganó cuatro oros en Londres 1948. / GETTY
“Ahora todos nos felicitamos por la decisión de Arabia Saudí, pero no hace tanto en España estábamos así”, asegura Mercedes Coghen, oro olímpico en Barcelona 1992. “Era una cuestión cultural. El deporte no es que sea machista, pero es un mundo de hombres”. Aunque cuatro tenistas españolas, con Lily Álvarez a la cabeza, tomaron parte en París 1924,ninguna española más tuvo la oportunidad de ser olímpica hasta 1960. Fueron 11 las nuevas pioneras y seis de ellas, gimnastas.
El lastre se mantuvo durante años. Incluso hasta entrados los 80. “Recuerdo haber ido a despedir a mi hermano que se iba a Moscú y en la foto apenas salían tres mujeres”, dice de forma gráfica Coghen. Moscú fue 12 años antes y allí solo viajaron siete españolas en una delegación formada por 150 atletas. “El presupuesto para las chicas era mucho menor porque no teníamos resultados internacionales”, añade la que fue consejera delegada de Madrid 2016. El año mágico del cambio fue 1992. En Barcelona hubo 114 mujeres, cuatro veces más que en Seúl 88. Desde entonces se ha mantenido el esfuerzo. En Londres hay 112 mujeres por 170 hombres, lo que supone casi el 40%. Pero hay disciplinas en las que las mujeres son clara mayoría y no solo en especialidades puramente femeninas como la gimnasia rítmica o la natación sincronizada. Ahí están Mireia Belmonte y compañía, 11 nadadoras por solo dos hombres.
La holandesa Blankers-Koen, Nadia Comaneci, Joan Benoit y su maratón fueron estrellas en su momento. Tal vez ahora, y con permiso de Isinbayeva, el deporte femenino necesita una cara. Un Bolt, un Phelps. O, como dice Marisol Casado, “simplemente bastaría con la concienciación de que una medalla de una mujer vale igual que la de un hombre”. Ni más ni menos.

El camino olímpico hacia la igualdad

Atenas 1896. Ninguna mujer tomó parte en los primeros Juegos de la Era Moderna.
París 1900. Compiten las primeras mujeres en tenis, críquet y golf. La británica Charlotte Cooper es la primera campeona, en tenis.
Estocolmo 1912. Llegan las pruebas femeninas en natación y saltos de trampolín.
Ámsterdam 1928. Por primera vez la gimnasia y el atletismo se abren a la participación femenina. La primera atleta campeona es la estadounidense Betty Robinson (100m). En 800m gana la alemana Lina Radke, que acaba exhausta y desata la polémica: es una prueba demasiado dura para las mujeres, dicen algunos. Se elimina del calendario olímpico hasta Melbourne 1956.
Londres 1948. La primera gran estrella olímpica femenina es la holandesa Fanny Blankers-Koen. Gana cuatro oros: 100m y 200m, 80m vallas y relevo. Las atletas tenían prohibido inscribirse en más de tres pruebas individuales.
Helsinki 1952. La primera participación de la Unión Soviética incluye a la gimnasta María Gorkhovskaya, que se convierte en la mujer con más medallas olímpicas en una sola edición: dos oros (equipos e individual) y cinco platas (salto, paralelas, barra, suelo y equipos en aparatos).
Montreal 1976. Nadia Comaneci se convierte en la reina de los Juegos al acabar con el dominio soviético de la gimnasia y lograr el primer 10.00, la perfección, antes que los hombres. La rumana demuestra que incluso las niñas (tenía 14 años) pueden competir al máximo nivel.
Los Ángeles 1984. La diminuta estadounidense Joan Benoit es la primera campeona del maratón olímpico. Invierte 2h 24m 52s.
Sidney 2000. Entra en el programa la halterofilia femenina.
Londres 2012. El boxeo femenino se equipara al de los hombres.
La rusa Larisa Latynina sigue siendo el deportista, hombre o mujer, con más medallas olímpicas: 18. Compitió en Melbourne 56 (cuatro oros, una plata y un bronce); Roma 60 (tres oros, dos platas y un bronce) y Tokio 64 (dos oros, dos platas y dos bronces).
Fuente

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diumenge, 29 de juliol del 2012

Los peligros de la literatura


Desde que fueron difundidas las primeras novelas durante la Edad Media, fue considerado deshonesto que las mujeres las leyeran o las escribieran. Más cerca, en 1906, el padre Remigio Vilariño Ugarte  publicó nueve razones por las cuales una mujer no debería leer novelas.

Los “tesoros” que se pierden, decía, son tiempo, dinero, laboriosidad, pureza, rectitud de conciencia, corazón, sentido común, paz y piedad. “Niñas, si en el colegio se os ha despertado la afición a leer más que a trabajar, sois desgraciadas”. Hay jóvenes —añadía— que con la lectura “enlodan en la amorosa ciénaga sus zapatitos blancos, su túnica de nieve y hasta su frente de azucena”.
Si estuviera vivo el padre Ugarte, las feministas de hoy ya lo habrían puesto a vomitar aclaraciones. O qué haría si leyera, por ejemplo, el reciente libro de la guatemalteca Patricia Cortez, Sentirse desnuda, novela transgresora, cuestionadora de la transculturación, en la que una protagonista es “violada de nuevo dentro de una Iglesia”, o cuando dice que “ir a una iglesia de cinco estrellas es toda una experiencia”.
“¡Desgraciada —sigue diciendo Ugarte— la mujer que se aficiona a las novelas!”, porque esas lecturas la harán perder su “virginidad del alma” (cito las “Curiosidades preguntadas por los lectores” de la revista El Mensajero del Corazón de Jesús, dirigida por Ugarte).
Quien quiera lapidar a este jesuita querrá también apedrear a los médicos de la época, pues decían que leer era nocivo para la salud femenina. Un ensayo de Carmen Servén Díez, de la Universidad Autónoma de Madrid, cita al doctor Pouillet, quien habla del onanismo femenino: “La lectura de novelas ó de libros malsanos que sobreexcitan la imaginación, engendran pensamientos lúbricos y ayudan de un modo activo á la corrupción de las costumbres y a su depravación”.
Otra opinión, citada por Servén, es de A. de Valbuena, quien dice: “Las jóvenes que leen novelas (…) se hacen insoportables a sus familias (…) y sienten hacia los quehaceres domésticos una invencible repugnancia”. Refiere también a un doctor de apellido Icard, quien asegura que a las “psicosis menstruales” se añade la “triste influencia de las lecturas”.
Ya Ugarte advertía que por leer desatendían el bordado, el rezo del Rosario y dejaban por ahí el plumero. “Infelices mariposillas” —les decía— “hoy que devoran tantas novelas las señoras, hay una legión de mujeres que, inútiles en su juventud, resultan inútiles esposas en su hogar” (...)

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dissabte, 28 de juliol del 2012


POR RAFAEL DE SÁDABA*

Igualdad sí. Diversidad, también

Siendo la igualdad algo deseable y justo, que debe revertir en beneficio de quienes consiguen alcanzarla, su persecución obsesiva y su aplicación a ultranza pueden sin embargo producir un efecto contrario al deseado e irrogar perjuicio a quienes se pretendía favorecer.
Viene esta reflexión al hilo de la reciente sentencia dictada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea que obligará, a partir del 21 de Diciembre de 2012, a eliminar las diferencias entre sexos para calcular las primas en seguros como los de automóvil o de vida, por considerar estas prácticas una forma de discriminación y de fomento de la desigualdad.

Como resultado, el colectivo femenino, al que se pretende proteger de dichas prácticas, improcedentes según el Tribunal, tendrá que hacer frente a un incremento  del coste de las pólizas que se estima puede llegar hasta un 33%. Más información
Al hablar de igualdad no debería olvidarse que lo se busca es trabajar a favor de aquellos colectivos que han sido discriminados, excluidos o maltratados, construyendo una sociedad igualitaria en derechos y oportunidades.
Pero en realidad las diferencias en la primas no son debidas a ningún tipo de discriminación por género, sino a tener en cuenta factores como laesperanza de vida o la siniestralidad al volante que resulta, son diferentes según se trate de hombres y mujeres.  Por mucho que se fuerce la aplicación de precios iguales, no es fácil que desaparezcan las diferencias en cuanto a expectativas de vida y tampoco parece que en poco más de un año vayan a igualarse los índices de siniestralidad al volante entre hombres y mujeres.
La diversidad no es desigualdad
Al hablar de igualdad no debería olvidarse que lo se busca es trabajar a favor de aquellos colectivos que han sido discriminados, excluidos o maltratados  en razón de su sexo, raza, religión, etc., desterrando tales prácticas y construyendo una sociedad igualitaria en lo que se refiere a derechos y oportunidades. Igualitaria sí, pero plural y diversa.
Por tanto es importante que la frontera entre igualdad y diversidad esté muy bien definida, de forma que no se entienda que se produce desigualdad cuando lo que se está haciendo es tener en cuenta la diversidad en sí misma. Si un colectivo dado, en este caso el femenino, produce menos accidentes, no parece que tenga que sentirse discriminado si como consecuencia tiene acceso a precios más baratos, a la hora de asegurar su vehículo.
Caso distinto es que ser mujer sea obstáculo para conseguir un trabajo o cortapisa para promocionar en el mismo. Como ejemplo, el caso Wal-Mart, (tan de actualidad estos días en los medios), empresa en la que presuntamente,  ser mujer significa salarios inferiores y menos acceso a promociones, según la denuncia presentada por algunas de su empleadas, que podría convertirse en demanda colectiva si así lo decide el Tribunal  Supremo de Estados Unidos. Este tipo de prácticas son las que una política de igualdad sensata debe denunciar y perseguir.
Discriminar, ¿es siempre malo?
Porque si de lo que se trata es de desterrar cualquier discriminación basada en el género, incluso las que tienen un efecto positivo para el colectivo discriminado, como ocurre en el caso de los seguros ¿habría también que trabajar para eliminar las políticas de discriminación positiva que intentan primar el hecho de ser mujer a la hora de acceso a cargos o buscar un puesto de trabajo?

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divendres, 27 de juliol del 2012

Participación femenina en Londres será del 45%


  • Brunei, Qatar y Arabia Saudita enviarán mujeres deportistas por primera vez en su historia
El COI señala que los Juegos serán históricos por inclusión de la mujer
Anita DeFrantz, presidenta de la Comisión Mujer y Deporte del COI, dijo que los Juegos de Londres serán "históricos" por la inclusión de mujeres en todas las delegaciones, pero consideró que en lo que se refiere a su papel en los organismos deportivos "no se avanza hacia delante, sino de lado". 

La participación femenina en los Juegos que se inaugurarán el próximo viernes alcanzará el 45%, dijo DeFrantz ante la Sesión del COI que comenzó sus reuniones en la capital británica. 

Los tres únicos países que nunca habían enviado mujeres a los Juegos, Brunei, Catar y Arabia Saudí, lo harán en Londres por primera vez. 

"Pero necesitamos más mujeres líderes. Estos meses son periodo de elecciones en comités nacionales y federaciones internacionales, así que es el momento de cerciorarse de que las mujeres tienen el lugar que se merecen", apuntó la exremera estadounidense. 

Según los datos que expuso, solo el 12% de los comités nacionales cumplen con la recomendación del COI de tener al menos un 20% de mujeres en sus Ejecutivas. 

DeFrantz se felicitó de que todas las federaciones internacionales tengan ya al menos una, tras la reciente admisión en la Ejecutiva de FIFA de Lydia Nsereka, presidenta de la Federación de Fútbol de Burundi y también miembro del COI.

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dijous, 26 de juliol del 2012

Las cartas de "las trece rosas"


Las_Trece_Rosas. Placa en el cementerio de la Almudena

“Madre, no esté preocupada ni intranquila por mí, que estoy muy bien. Usted coma, que yo saldré pronto. Además, ya les decía que estoy todo el día en un patio que da mucho el sol y me pondré muy morenita”

Palabras de Dionisia Manzanero, que murió sabiendo que era inocente. Palabras de una chica de veinte años convencida de que el Caudillo no perseguía las ideas, sino que hacía justicia con aquellos que habían cometido crímenes y robos. Y ella no era ni ladrona ni asesina. Sólo tenía ideas. Por eso tenía esperanza de salir con vida de entre las paredes de la cárcel de Ventas. Pero murió, hombro con hombro, con el resto de sus compañeras.
Carlos Fonseca documentó en su obra la historia más conmovedora de la Guerra Civil: la historia de Las Trece Rosas Rojas. Y en esa obra, once cartas que analizamos de tres de las rosas: Dionisia Manzanero, Julia Conesa y Blanca Brisac. Son palabras desde la cárcel que dicen más que su propio mensaje, hablan por sí solas si las estudiamos con detenimiento. Es tinta arrojada sobre papeles que eran regalos al llegar a sus destinatarios. Luz en un túnel oscuro. Vida ante la inminente amenaza de la muerte.
Las cartas de las rosas estaban cargadas de sentimientos donde no se olvidaban hacérselos llegar a una persona en concreto, una protagonista principal: sus madres. Porque hasta Blanca, al escribir a su hijo Quique, no se olvida de que su madre, Cuca, sería el pilar que educara a su hijo. Transmitían palabras de tranquilidad y de ilusión, de ánimo. Y siempre sus madres entre sus palabras y su preocupación porque comiesen, porque mantuviesen el ánimo altivo. Porque, desde fuera, siguieran luchando por ellas.
Dionisia Manzanero escribía y escribía pidiendo ropa limpia, tarea para la costura, algún arreglo en algún vestido demasiado ajustado… Quería vivir. Y así lo plasmaba entre sus palabras. Animosa, escribía cartas pero más largas eran cuando por fin ella recibía la de su familia o después de la comunicación. Maquillaba la realidad para hacer ver un imposible en aquellos tiempos. Se comió el rencor y el odio. Se comió la venganza hasta el final de sus días. Porque ella quería estar bien y que la viesen bien. Salud para un mañana que no volvería. Quería que su madre estuviese bien y padre, también. Hasta 24 veces han repetido la palabra bien las rosas en sus cartas. 24 veces...
 Siempre pensaban en sus familias antes que en ellas. Su preocupación era saber cómo estaba el resto... Julia así lo plasmaba aunque se advierta entre sus líneas la descomposición que sentía al saber que iba a morir. “Muchos ánimos”  -decía- “que yo no dejo de reír y de cantar”, pero... “hacer todo lo que sea por mí, pues como podéis comprender todos, que soy necesaria para ayudar a mamá a trabajar. Mamá, irás junto con las madres de mis amigas, o sea, con Adelina García y Julia Vellisca, pues no separarse y hacer todo lo que podáis las tres juntas, todo por nosotras, e ir a las Salesas y mirar la tablilla de penados, pues como podéis comprender, somos inocentes de todo, yo os lo aseguro”. Súplica: estoy bien, pero haced algo por nosotras….
Escribían palabras de cariño, palabras de amor, de bien y del querer. Y enviaban besos. Millones de besos. Y abrazos. Ninguna expresión negativa entre sus pensamientos en papel. Pero sí de orgullo: “con todo el cariño y entusiasmo os pido que no me lloréis nadie. Salgo sin llorar”. Decía Julia, aquella que no quería que su nombre se borrase en la historia.
No lloréis decían una y otra vez las rosas, no lloréis…
Blanca Brisac, hasta en la carta que le anunciaba el camino de la muerte a su hijo Enrique, lo quiso educar con la base férrea del amor para que los actos que lo acompañasen a lo largo de su vida estuvieran relacionados con el cariño y la inocencia que caracterizaba a sus padres.
Las cartas de las rosas comunicaban pasión hacia sus seres queridos, hacia sus familias, hacia sus hermanas y hermanos, a sus tíos, a sus novios… a nadie se les olvidaba hacer llegar su mensaje. Combatían el miedo con la lejana ayuda de su gente sin transmitir que lo sentían. Tapaban con niebla el sufrimiento y la realidad absorta que las embargaba en una infancia que no les correspondía.
Y serenas, aún sabiendo que eran inocentes, aún sabiendo que el futuro de las personas que más querían estaría marcado por el dolor de su ausencia, escribieron palabras de amor camino de la muerte.
La imagen de la placa del cementerio de La Almudena (Madrid) está tomada de Imagen tomada de trecerosas.crearforo.com
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dimecres, 25 de juliol del 2012

La 69 Mostra de Venecia destacará la participación de la mujer en el cine


La nueva edición del Festival de Cine de Venecia, que se celebrará entre el 29 de agosto y el 8 de septiembre, destacará las obras de las mujeres cineastas. Además de elegir la nueva película de Mira Nair para la sesión de inauguración, el delegado general de la Semana de la Crítica aseguró que no se repetirá en Venecia la ausencia femenina que se produjo en Cannes. También, la Mostra celebrará durante tres días el Women’s Tales y exhibirá varias obras firmadas por directoras en Venice Days.

Fracesco di Pace, delegado general de la Semana de la Crítica, ha asegurado que “si una de las polémicas del último festival de Cannes fue la ausencia de directoras en la competición oficial, podemos tranquilizar a aquellos que abogan por la necesidad, tanto en el cine como en los festivales, de una cuota femenina: la gran preponderancia de autoras en las óperas primas que nos han llegado este año demuestra que existe un coraje y una urgencia expresiva que supera obstáculos culturales y censura política y económica. No es casual que cuatro de los ocho directores debutantes de la Semana de la Crítica de este año (la novena película es una obra colectiva) sean mujeres. Tampoco es fruto de una decisión oportunista: independientemente de que esté experimentando o no cambios extremos, el cine sigue siendo un lenguaje universal al que las cuestiones de género no pueden poner límites”. Los títulos firmados por mujeres en esta sección son: “Xiao He”, de Liu Shu; “Äta sova dö”, de Gabriela Pichler; “No quiero dormir sola”, de Natalia Beristain, y “Kiss of the Damnes”, de Xan Cassavetes.
Women's Tales, por su parte, acogerá durante los tres primeros días proyecciones y encuentros en torno a la dignidad de la mujer y a sus batallas. Entre las películas programadas se encuentra la coproducción italo-británica “The Powder Room”, de Zoe Cassavetes. Además, en las Jornadas de los Autores, Venice Days, una sección autónoma de la Mostra que este año celebra su novena edición, se presentarán el primer largometraje como directora de la actriz palestina Hiam Abbas, titulado “Inheritance”, coproducido por Francia, Israel y Turquía y protagonizado por la propia directora y Hafsia Herzi; el filme “Queen of Montreuil”, comedia de la islandesa Solveig Anspach producida en Francia y protagonizada por una viuda inquieta; “Keep Smiling” (Francia/Georgia/Luxemburgo), ópera prima de la jovencísima Rusudan Chokia, sobre un grupo de mujeres enfrentadas al mito de la televisión, y la producción sueca “Blondie”, un drama de Jesper Ganslandt protagonizado por una madre y sus tres hijas.
También en Venice Days, en la sección Cinema Corsaro, se presentarán películas de autor, experimentales y vanguardistas, a caballo entre el documental y la ficción. Aquí se exhibirá “Bob Wilson's Life and Death of Marina Abramovic”, de Giada Colagrande, en la que la directora documenta entre bastidores una representación irrepetible.

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dimarts, 24 de juliol del 2012

Muere la escritora y editora Esther Tusquets




Esther Tusquets. | Foto: Carlos García
Esther Tusquets. | Foto: Carlos García
  • Fue uno de los grandes testigos de la vida de la altaburguesía catalana

La escritora y editora Esther Tusquets (Barcelona, 1936) ha fallecido en la ciudad en la que nació a los 75 años. Con ella, desaparece uno de losgrandes testigos de la vida de la burguesía catalana en la segunda mitad del siglo XX y una de las escritoras más dotadas para la evocación en la literatura española.
'El mismo mar de todos los veranos' es la gran obra que viene a la cabeza cuando se piensa en Esther Tusquets. El crítico literario de EL MUNDO, Santos Sanz Villanueva, incluyó en 2008 aquel título en un 'canon' de novelas que ayudaran a narrar la democracia en España. "Tal vez el gran cambio habido en nuestra reciente democracia, auténtica revolución de resultados incalculables, es la mudanza en la situación de la mujer, en su papel familiar y laboral, en sus hábitos. De ello ha surgido una imagen pública inédita: libre, independiente, sin complejos. El retrato de una nueva Eva, restringido, eso sí, a un sector minoritario por economía y cultura, en las antípodas de aquellas madres de la posguerra, lo plasmó una editora prestigiosa, pero hasta entonces escritora secreta, Esther Tusquets, en esta novela que es una apasionada historia de amor lésbico, la primera propiamente tal en nuestras letras, progresista, desinhibida y muy rompedora, aunque suscitara reservas entre el feminismo radical. El estilo barroco y el enriquecimiento de la anécdota con un pródigo culturalismo dan dimensión literaria de primera categoría a este retrato de cierta Eva actual", escribió entonces Sanz.
El complemento a ese relato más personal es 'Habíamos ganado la guerra', un libro de memorias también evocativo pero de una índole más política sobre la vida de las '20 familias' que son el corazón de la alta burguesía barcelonesa. La llegada de Franco a Cataluña, celebrada por esa clase altísima, es el asunto central del texto, en medio de la maraña clásica de refinamientos, descubrimientos y desengaños.
Aquel tema reapareció en 2008, cuando Tusquets editó uno de sus libros más sonados: 'Pasqual Maragall, el hombre y el político' (firmado junto a Mercedes Vilanova), una indagación más o menos amable por la historia del ex presidente de la Generalitat, otro miembro de la Barcelona del tenis y la pérgola. El escándalo saltó cuando la mujer del político, Diana Garrigosa, solicitó el secuestro de la primera edición del libro (con 10.000 ejemplares ya impresos),porque no quería que viesen luz unas páginas que retrataban la satisfacción de la familia Maragall con la 'liberación' de Barcelona. "[los representantes de Maragall] estaban muy agresivos y [el editor] no quiso enfrentarse a un juicio. Nosotros somos gente seria, no escritoras de escándalo. Lo cómico es que lees el libro y peca de parcialidad pro Maragall, está escrito absolutamente a favor de él, porque uno intenta ser objetivo pero no puede evitar tomar partido.
Así era Tusquets, una personalidad atípica, dispuesta a exponerse personalmente en sus textos de manera radical. Su última novela, '¡Bingo!', era un autorretrato, casi cómico y enternecedor, de la ludopatía. Y el azar, de hecho, era el argumento al que recurría para explicar sus éxitos en la edición: 'Me cayeron Mafalda y Umberto Eco, después de crear un catálogo invendible', narraba en EL MUNDO del País Vasco en 2001. La escritora se refería así a sus primeros años en Lumen, la editorial que su padre Magín compró a unos familiares, y en la que trabajó desde 1960.
Su último libro, 'Tiempos que fueron', publicado este mismo año, fue una recopilación espeluznante de cartas con su hermano, el arquitecto Óscar Tusquets (el que dio nombre a la editorial Tusquets, en la que Esther no trabajó nunca), que dibujan sus recuerdos. Su hija Milena Busquets podrá contar el final de esa historia. También es escritora y editora.
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dilluns, 23 de juliol del 2012

`Las mujeres dedicamos el doble del tiempo al hogar y a la familia´


En la  III Jornada Europea de debate organizada por la PPIINA contó con un destacado panel de expertas españolas y extranjeras en materia de igualdad. Se debatió acerca de los permisos de maternidad y paternidad, y del papel de la mujer en el cuidado de los hijos. En la inauguración, Carmen Plaza, directora del Instituto de la Mujer, lamentó "el continuo retraso en la ampliación del permiso de paternidad intransferible".  

La PPIINA (Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción) concluyó la jornada de debate con el compromiso de llevar al ámbito europeo y a Naciones Unidas su Proposición de Ley de reforma del sistema de permisos y prestaciones para el cuidado y atención de menores por parte de sus progenitores en casos de nacimiento, adopción o acogida, registrada el pasado martes 26 en el Congreso de los Diputados.

"A las políticas neoliberales no les interesa la igualdad porque alguien tiene que asumir lo que el Estado está dejando de proveer"
La antropóloga feminista Marcela Lagarde, recientemente nombrada asesora para la sociedad civil ante ONU-Mujeres se ha comprometido a llevar la reivindicación de la PPIINA ante este organismo internacional. La intención de la PPIINA, compartida conLagarde, es establecer unos criterios generales sobre el diseño de los permisos que permita avanzar en corresponsabilidad en todos los países miembros de Naciones Unidas.

Por su parte, Olga Trostioansky, tenienta de alcalde del ayuntamiento de París y presidenta de la coordinadora francesa del Lobby Europeo de Mujeres también se ha comprometido a trasladar el debate y la propuesta a las más de 2.500 organizaciones que componen el Lobby.

Las jornadas, celebradas en el Reina Sofía con un aforo de más 500 personas, contaron, entre un destacado panel de expertas españolas y extranjeras, con la participación deMaría Teresa Fernández de la Vega, Janet Gornick, experta internacional en políticas sociales y directora del LIS (Luxembourg Income Study Database), la antropóloga mexicana Marcela Lagarde, Juan Torres, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla; Lina Gálvez, vicerrectora de la Universidad Pablo Olavide;Carmen Castro, economista experta en políticas europeas de género y María Pazos, investigadora del Instituto de Estudios Fiscales.

En la inauguración estuvo presente la directora del Instituto de la Mujer, Carmen Plaza, quien lamentó "el continuo retraso en la ampliación del permiso de paternidad intransferible" y subrayó que "las mujeres españolas seguimos dedicando el doble del tiempo al hogar y a la familia que los hombres". Junto a ella, conformaron la mesa inaugural representantes de las distintas Universidades: Raquel Osborne por la UNED, María Jesús Vara por la Autónoma, Laura Nuño, directora de la cátedra de género de la Universidad Rey Juan Carlos; Asunción Bernárdez, directora del Instituto de Investigaciones Feministas yJesús Carrillo, jefe del departamento del programas culturales del Museo Reina Sofía.

En su intervención, María Pazos aseguró que: "Ningún gobierno puede decir que está por la igualdad salarial si no da a los hombres las mismas oportunidades para que se ocupen del cuidado". Por su parte, Juan Torres, Lina Gálvez y Carmen Castro, realizaron sus intervenciones en relación a la crisis económica y sus consecuencias en las políticas de igualdad. Gálvez señaló que "si la desigualdad está en el origen de la crisis, la igualdad tiene que ser la salida" y aseguró: "a las políticas neoliberales no les interesa la igualdad porque alguien tiene que asumir lo que el Estado está dejando de proveer".

Por su parte, Carmen Castro insistió en la idea de que "la reivindicación de la PPIINA es viable económicamente y perfectamente asumible. Cada semana de ampliación de permiso intransferible para los hombres tiene un coste de 100 millones de euros, es decir, dos o tres kilómetros de AVE, según la zona. Los países más próximos a este modelo, como Islandia, son aquellos que tienen las tasas de fecundidad más elevadas".

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diumenge, 22 de juliol del 2012

Una isla de mujeres invisibles



En la pequeña república católica de Malta sólo seis mujeres ocupan escaño en el Parlamento, sólo un 3% gestionan grandes compañías y sólo el 40% trabaja oficialmente. Pese a lucir con orgullo su bajo porcentaje de paro, es el Estado de la Unión Europea con las cifras más raquíticas de empleo femenino.

 
Dentro del concurrido ferry  que cruza cada poco el estrecho de Comino, para unir la isla de Malta con la vecina Gozo –también parte de la república maltesa–, junto a la puerta de salida y a la vista de todos los pasajeros cuelgan cartelones publicitarios, uno con la cara de una sonriente muchacha que dice en un texto impreso “necesitamos más mujeres en empleos a tiempo completo”. Bajo ese testimonio, un cintillo que reza así: “Malta 2007-2013, más cerca de Europa”. Es una campaña del Fondo Social Europeo que recuerda a los malteses los esfuerzos que tienen que hacer en estos años venideros sobre empleo femenino.

Tan sólo el 40% de las mujeres maltesas trabajan fuera del hogar , frente al 62% de media de la Unión Europea. Bruselas ha dado a Malta un mensaje claro: el país no puede avanzar así, la igualdad laboral entre hombres y mujeres tiene que ser real. Malta ha sido y es durante décadas el país con las tasas de empleo femenino más ridículas y escasas.


 
Sin embargo, el Gobierno maltés luce orgulloso sus cifras de desempleo, una de las más bajas de la eurozona en tiempos de crisis. Mientras la Europa de los 27 rebasa el 10% de paro y España alcanza cifras monstruosas del 23%, en Malta apenas el 6% de la población activa está desocupada. Pero esos porcentajes felices sobre empleo maquillan una realidad incómoda. Escondidas tras esas estadísticas, las mujeres de la isla apenas están presentes en el mercado laboral, no son población activa.


 
“Hay que trabajar en que las mujeres de Malta cambien la imagen de sí mismas y se sientan más capaces, porque lo somos, y mucho”. Quien habla se ha tomado esta lucha en serio. Maltesa de origen y alemana de nacimiento, Helga Ellul dirige desde hace 38 años la fábrica de Playmobil en Malta y es además la presidenta de la Cámara de Comercio y vicepresidenta del Consejo Nacional de las Mujeres de Malta. Apenas el 3% de los altos puestos de las empresas son ocupados por mujeres en la isla. “No tenemos que competir asumiendo roles masculinos sino sentirnos orgullosas de nuestra manera de hacer las cosas”. Sabe por dónde van los tiros y contesta varias cuestiones en una sola respuesta. Para ella, la solución pasa por cambiar los roles familiares, no tener miedo de flexibilizar las condiciones laborales sin perder seguridad e implementar un sistema social que permita compatibilizar el trabajo y la crianza. 

Es fácil entender que también haya disparidad  al elaborar leyes de conciliación en una Cámara legislativa en la que aún hoy en 2012 solo seis de los 69 escaños son ocupados por mujeres. Ese número sitúa  a Malta entre los Estados del mundo con menor participación femenina en política, detrás de Emiratos Árabes Unidos, donde las mujeres copan el 22% de la representación parlamentaria (8,7% en la Cámara maltesa) .

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dissabte, 21 de juliol del 2012

“A los 50 me nacieron alas”


                          Begoña Abad de la Parte. Cómo enseñar a volar
“A los 50 me nacieron alas”, dice Begoña Abad. Y este pequeño verso contiene todo lo que después nos va desgranando, poema a poema, el manual de vida que es Cómo aprender a volar.
Durante 50 años, Begoña vivió una vida que no era la suya: madre y esposa abnegada, mujer sujeta al papel que la historia reservaba entonces a las mujeres. Sólo en la poesía, que era su refugio, conseguía vivir. Jeanette Winterson, en su reciente libro de memorias ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal? afirma que la poesía no es un lugar para esconderse, sino un lugar para encontrar. Esos 50 años de búsqueda cristalizaron en una colección de poemas que giran en torno al amor, amor a los hijos, a los padres, al amante, a los otros, y a una misma. “He cambiado radicalmente de vida. / Antes vivía con tu soledad. / Ahora vivo con mi compañía”. La compañía de Begoña también nos acompaña a nosotras, sus lectoras.
Begoña se emancipó con 50 años, después de una vida de madre y esposa abnegada con la poesía como refugio. “Dejaron de pesarme los senos / y los pensamientos que cargaba desde niña”
Begoña se emancipó con 50 años, “dejaron de pesarme los senos / y los pensamientos que cargaba desde niña”, consiguió un humilde trabajo en una portería, y una vivienda en el último piso de la casa, desde donde puede divisar los tejados de Logroño. Como el gato de su vecina, que se asoma sin vacilar al alféizar en el octavo piso, se asoma ella también, con idéntica actitud: “Nos parecemos bastante, / a mí también me gusta / bordear los límites / del patio en el que vivo”.
Desde esa altura que es sabiduría pero no vanidad, Begoña se convierte en una madre sabia, en una mujer sabia. No es la escritora, la poeta, ella dice: “soy la que escribe”. Y lo que escribe solo es posible escribirlo tras haber vivido. Es la suya una poesía que nace de la experiencia, pero que nada tiene que ver con la corriente llamada así, “poesía de la experiencia”, egocéntrica, postmoderna e intrascendente. Su poesía, expresada con un lenguaje depuradamente sencillo, está enraizada en lo perenne.
La voz de Begoña, pero también cualquier voz poética auténtica, nos sirve como compañía perfecta para ese vuelo imperfecto que es la vida. Aunque tardamos en descubrir que en nuestro interior reside nuestra mejor maestra. “A las alas les enseñé a volar / desde mi mente que había volado siempre”.
Nos veremos por los tejados, Begoña.
Selección de poemas:
Yo fui una niña mujer
y ahora soy una mujer niña.
Cuando debía jugar a las muñecas
ya sostenía niños de verdad en brazos
y me perdí el asombro de descubrir
que la vida es un infinito modo de caminar.
Ahora que debería sentir los brazos
cansados,
como me nacieron alas,
ando volando por encima del mundo que
me fue negado
y desde el aire puedo ver los atajos
que, ahora sé, llevan al mismo lugar.
Mi abuelo no salió de su pueblo.
El pueblo tenía cuatro casas,
cuatro calles, cuatro caminos,
cuatro vecinos, cuatro perros.
No había en él ni obispos, ni ministros,
ni putas, ni altos cargos,
no había empresas, ni banca, ni iglesia había.
En realidad no salió nunca de su molino.
Ya es casualidad que por aquel lugar,
remoto y olvidado,
acertara a pasar la vida.
Mi abuelo hablaba poco, pero sabía mucho,
todo lo aprendió mirando la muela
que, implacable, con el mismo eterno movimiento,
machacaba siempre el grano, hasta hacerlo polvo.
El gato de mi vecina
me mira desde un estrecho alféizar
en la ventana de un octavo piso.
Es la primera visión de la mañana.
Me mira con sus ojos alargados y verdes
en medio de un grumo de pelo blanco
y permanece quieto, como si fuera de
porcelana.
Abajo, un patio, también estrecho,
de baldosas rojas
y una caída profunda
como la vida.
Me pregunto por qué se atreve
a sentarse en ese borde peligroso,
por qué instinto primario
se arriesga a la libertad
de mirar tejados.
Nos parecemos bastante,
a mí también me gusta
bordear los límites
del patio en el que vivo.
No necesito un hijo que me quiera,
ni que sea feliz, ni hermoso,
ni que triunfe y me sonría,
ni un hijo que me cuide,
me proteja, me tutele.
Necesito, simplemente,
un hijo que me sobreviva
y al que poder amar hasta el final.
Si me faltara,
¿qué haría yo con tanto amor
como me crece para él
cada mañana?
Begoña Abad
Begoña Abad
Nota biográfica
Begoña trabaja para vivir, aunque eso es solo puro accidente. Lo que ha dado verdadero sentido a su vida ha sido descubrir la magia y el poder de la palabra; y lo más importante que ha hecho en ella, ha sido caminar de la mano de sus hijos y creer en el ser humano.
En su día plantó un árbol y -ahora que ya sabe volar- está en la tarea de conseguir su mayor deseo: no desear.
Begoña nació en 1952, en Villanasur del Río Oca (Burgos), y empezó a escribir poemas y relatos desde el Bachillerato. Entre sus últimas obras publicadas caben señalar sus colaboraciones en diversas antologías: La otra voz. Poesía femenina en La Rioja (1982-2005) (4 de Agosto, 2005); y en las sucesivas ediciones de Voces del Extremo: Poesía y Vida; Poesía y Capitalismo; Poesía y Magia (Fundación Juan Ramón Jiménez, 2006, 2008 y 2009); Voces del Extremo: Poesía y tecnología (Ayuntamiento de Béjar, Salamanca 2009); Aldea Poética IV: SXO (Ópera Prima, 2009);Mujeres en su tinta: Poetas Españolas en el siglo XXI (Universidad Nacional Autónoma de México, 2010) y 50 Poetas Contemporáneos de Castilla-León (Hontanar, 2011).
Buena parte de su poesía está recogida en sus dos primeras obras: Begoña en ciernes (Colecc. Planeta Clandestino-4 de Agosto, 2006), La Medida de mi madre (Olifante, 2008) y Cómo aprender a volar (Olifante 2012). También en revistas como Piedra de Rayo, Youkali, La Hamaca de Lona, Viento Sur y Fábula.
Fuente
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