Cuando decidía el tema para el post de hoy "el síndrome del nido lleno" he leído que es el aniversario de la muerte del poeta Gabriel Celaya y he decidido buscar un poema que pudiera ilustrar el artículo. Espero que os guste y hagáis algún comentario. Recordad que quiero oir vuestras voces, ideas, sugerencias...Este es un espacio para compartir.
El
síndrome del nido lleno
Este concepto va ligado al del “síndrome del nido vacío” que la psicologia define
como “ un estado
transitorio” que se produce cuando los hijos se hacen mayores y se marchan de
casa. Afecta especialmente a las mujeres ya que hace
que “desaparezca” gran parte del rol de madre que para algunas mujeres es el más
importante de su vida. Sin embargo, también tiene aspectos positivos, pues es
el momento de reencuentro contigo misma
y con tu pareja (si es el caso).
Se trata de una nueva situación que puedes y debes modelar a
tu gusto y recuperar tiempo y espacio para ti.
Ültimamente ha
aparecido su contrario, “ el síndrome del nido lleno” o “efecto boomerang”.
Se produce cuando, a los hijos que no acaban de marchar nunca se les
añaden los que retorrnan y no siempre de
una forma elegida. Las causas son
diversa: divorcios y separaciones, problemas económicos derivados de la actual
crisis...desempleo, imposibilidad de pagar las hipotecas y manutenciones, etc.
¿Y cómo afecta todo esto a
los padres?
·
Frustración: Porque se sienten fracasados
al ver que los hijos no han conseguido sus objetivos de independencia familiar.
·
Cambios en el hogar: Tanto en lo que se refiere a espacios como a
horarios como a hábitos y costumbres. No olvidemos que “el regreso” añade
muchas veces la convivencia con un niño/a.
¿Cómo afecta a los hijos e
hijas?
·
Cambios: Los hijos han cambiado y no están
dispuestos a adoptar el rol anterior. Esto no siempre es entendido por los padres
por lo que se generan conflictos de convivencia.
·
Adaptación : Dejar tu hogar propio en el que vivías
con tu pareja y volver a la unidad familiar de origen necesita un periodo de
adaptación por parte de todos no exento de dificultades.
En definitiva, tanto
padres como hijos deben aceptar la situación como transitoria y no definitiva.
Es lo más saludable para ambas partes y conviene “pactar” ante la nueva
situación: responsabilidades, horarios, tareas...
Las claves para salir
adelante pueden resumirse en tiempo (un año a lo sumo), libertad , respeto y paciencia.
Como diria Gabriel Celaya “Es
la vida...”:
La vida que murmura. La vida abierta.
La vida sonriente y siempre inquieta.
La vida que huye volviendo la cabeza,
tentadora o quizá, sólo niña traviesa.
La vida sin más. La vida ciega
que quiere ser vivida sin mayores consecuencias,
sin hacer aspavientos, sin históricas histerias,
sin dolores trascendentes ni alegrías triunfales,
ligera, sólo ligera, sencillamente bella
o lo que así solemos llamar en la tierra.
La vida sonriente y siempre inquieta.
La vida que huye volviendo la cabeza,
tentadora o quizá, sólo niña traviesa.
La vida sin más. La vida ciega
que quiere ser vivida sin mayores consecuencias,
sin hacer aspavientos, sin históricas histerias,
sin dolores trascendentes ni alegrías triunfales,
ligera, sólo ligera, sencillamente bella
o lo que así solemos llamar en la tierra.
Lucía Pastor
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