María
Teresa Andruetto fue distinguida con el Hans Christian Andersen, el más
destacado premio internacional dirigido a autores de libros para chicos.
Hasta
la fecha, el Andersen no registraba ni un escritor hispanohablante proveniente
de Centro o Sudamérica. El 19 de marzo de 2012, el panorama se transformó
cuando en la sala de Prensa de la Feria Internacional del Libro Infantil en Bolonia
(Italia), sobre los 57 candidatos seleccionados en primera instancia, resonó el
nombre de María Teresa Andruetto. La cuestión era dificil. Se trataba de
alcanzar el más importante galardón de la Literatura Infantil. Se trataba de
acceder al Hans Christian Andersen, premio bianual instituido a instancia de
Jella Lepman, en 1954, por la Organización Internacional del Libro Juvenil, con
el ánimo de reconocer la excelencia en la escritura y la ilustración de libros
para niños, hoy considerado como el Nobel de la Literatura infantil.
Hasta
la fecha, el Andersen no registraba ni un escritor hispanohablante proveniente
de Centro o Sudamérica. El 19 de marzo de 2012, el panorama se transformó
cuando en la sala de Prensa de la Feria Internacional del Libro Infantil en
Bolonia (Italia), sobre los 57 candidatos seleccionados en primera instancia,
resonó el nombre de María Teresa Andruetto.La cuestión era dificil. Se trataba
de alcanzar el más importante galardón de la Literatura Infantil. Se trataba de
acceder alHans Christian Andersen, premio bianual instituido a instancia de
Jella Lepman, en 1954, por la Organización Internacional del Libro Juvenil, con
el ánimo de reconocer la excelencia en la escritura y la ilustración de libros
para niños, hoy considerado como el Nobel de la Literatura infantil.
Los
sostenidos aplausos del público no acallaron los fundamentos del jurado,
basados en "su maestría en la escritura de obras importantes y originales
fuertemente centradas en la estética, en la variedad temática de su producción,
como la migración, los mundos interiores, la injusticia, el amor, la pobreza,
la violencia o los asuntos políticos", presentes en El país de Juan, El
Caballo De Chuang Tzu, La Mujer Vampiro o El anillo encantado, entre otros
libros.
Una
literatura sin adjetivos, sobre la cual Paul Hazar supo decir: "se puede
desdeñar a la Literatura Infantil, pero ello implica que por principio no se
conceda importancia al modo como el alma nacional se forma y se mantiene".
En
consecuencia, lícito es preguntarnos en el marco de este reconocimiento mundial
a la Literatura infantil argentina: ¿somos conscientes de esto padres,
docentes, gobernantes, medios de comunicación?
María Teresa Andruetto lo es.
Muchos notables escritores argentinos lo son.
En
la pluralidad de estas relaciones -en torno al niño y la literatura- se
asientan los pilares del futuro.
Honotia
Zelaya de Nader - Escritora, doctora en Letras, presidente de la Asociación
Argentina de Lectura, Filial Tucumán.
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