Las protagonistas explican los tabúes que sufrieron, en relación con la feminidad; los silencios que las marcaron; la soledad con qué afrontaron el papel social y familiar que les otorgaba simplemente el hecho de ser mujeres
Los silencios, como la soledad, son bienvenidos cuando son escogidos. Pero cuando son indicios de indiferencia o de abandono, simplemente hacen daño. Está claro que ciertos tabúes que nuestra sociedad ha arrastrado a lo largo de la historia no nos han hecho ningún bien, no nos han ayudado mucho a crecer en libertad y en autoestima.
Es cierto que la voz de las mujeres no ha sido suficientemente escuchada y que todas las personas hemos perdido mucha sabiduría enmudeciendo un discurso que es necesario oír: el discurso social de las madres, de las mujeres, las hermanas, las amigas y las hijas. Cuántos secretos han escondido. Cuántas cosas han sabido sin desvelar. ¡Cuánta sabiduría nos hemos perdido en el camino.
Foto: Amecopress
Históricamente las mujeres hemos sido tildadas de lunáticas. Pero también se nos vincula con la tierra: la Pachamama. Y nada más mágico y poético que ser conscientes de la fuerza de nuestra naturaleza, en contacto con la luna y la tierra, con la naturaleza, con la vida, el nacimiento, el amor y la muerte. De vez en cuando, hay que recordarlo.
En mi primer documental, “Mujeres Descalzas”, las protagonistas tocan de pies al suelo. Y con una gran generosidad, explican los tabúes que sufrieron, en relación con la feminidad; los silencios que las marcaron; la soledad con qué afrontaron el papel social y familiar que les otorgaba simplemente el hecho de ser mujeres.
Hablan de la sexualidad, de la menstruación, de los anticonceptivos, de la vida en pareja, del hecho de ser madres, de la educación y de su papel familiar y social, teniendo como punto de partida aquellos tabúes que las limitaban. Y lo más bonito de todo, es que lo hacen desde la sonrisa, ahora cuando todo ya ha pasado, y ven claramente lo absurdo de ciertas cosas que les hicieron creer: “si tienes la cosa (la regla) no te laves los pies”, “si no tienes hijos eres una machorra”, “si un novio te deja, ya no te querrá ningún otro”, “la niña es lista, pero mejor invertir en la carrera de los niños”, “hemos sido educadas para servir”, “en las primeras elecciones en democracia, mi marido me dio una papeleta para que votara lo que él quería”.
Al final del vídeo -realizado cuidadosamente por Sonia Pons y con el grafismo de Manuela García- hay un momento emotivo que me encanta: la imagen de todas ellas jugando con globos de colores, como si fueran unas niñas, conectadas con la inocencia y las ganas de vivir la vida con optimismo. Y justo antes, la médico y sexóloga Francisca Molero nos apunta: “hace falta que recordemos, de tanto en tanto, a muchas mujeres jóvenes que miran atrás con una cierta prepotencia, que ahora están así gracias a que otras mujeres lo han peleado anteriormente”.
Este documental es fruto del gran trabajo que se hace diariamente al Programa Municipal de la Mujer de Hospitalet de Llobregat. La entidad me encargó este proyecto, a partir de unos talleres que organiza anualmente a las asociaciones de mujeres de esta ciudad. Gracias al trabajo que desarrollan las profesionales del CAID y a las mujeres que se han atrevido a ponerse ante la cámara para explicar sus intimidades, ha sido posible compartir con más de 34.000 persones “Mujeres Descalzas: Tabúes y Feminidad”, emitido en el Canal 33 el pasado 10 de marzo de 2012. También ha sido galardonado con el V Premio Mila de Periodismo para la Igualdad de Género de Lleida.
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