INTELIGENCIA EMOCIONal |
Cuando hablamos de frustración, tendemos a asociarlo con el destino de los perdedores, Fabiana Andrea Mendez plantea la importancia de un entrenamiento afectivo: ya sea para fortalecer nuestra autoestima, relacionarnos con los otros, animarnos a llevar adelante un sueño, es absolutamente necesario conectarnos con nuestra frustración, tolerarla y aceptarla como una clave para el desarrollo personal y laboral.
Por lo general, la mayoría de las personas asocian la frustración a un sentimiento desagradable que se produce cuando las expectativas de una persona no se ven satisfechas al no poder conseguir lo pretendido.
En ese sentido la frustración se asocia al dolor que produce una pérdida y, es allí cuando, aún sin saberlo, nos condicionan nuestras creencias sobre los duelos:
Si bien la frustración puede retrasarnos en algún momento a satisfacer un deseo;
negarla garantiza la insatisfacción permanente. O aprendemos a convivir con ella,
o tarde o temprano perdemos la partida.
Consecuencias
De una experiencia frustrante algunas personas, salen fortalecidas porque han aprendido y reflexionado sobre esa experiencia y otras, por el contrario, se deprimen y desesperan, y sólo ven el resultado negativo de esa experiencia sin aprender nada de ella.
Las consecuencias que una situación frustrante puede causar en una persona, puede ser muy diferente y esto dependerá en parte del grado de madurez de la persona o del impacto que determinada situación pudo causar en ella. Este grado de madurez lo asociamos a la posibilidad de tolerar la frustración, una capacidad que podemos desarrollar en la infancia, o bien aprender, en el momento en que decidamos hacerlo.
El gran problema entonces no es frustrarse, sino no aceptar y tolerar esa frustración. La intolerancia a la frustración está asociadas, fundamentalmente, a dos cuestiones: Una percepción equivocada, distorsionada o exagerada de la situación que estamos viviendo, y sus consecuencias sobre nuestras vidas o la creencia de que es horrible vivir el malestar, que nos enfermaremos de tristeza y no lo podemos ni queremos aguantar.
Entrenando en frustración.
La idea es aprender a leer los “no” como “todavía no” y no como “eso no es para mí”.
Para aprender a asumir la frustración hay varios pasos:
- Ser consciente de ella
- Distinguir deseos de necesidades.
- Controlar tus impulsos.
- Aprende a transitar el dolor y entender el malestar.
- Controla tu ambiente.
Si algo se aprende de las personas que realmente manejan muy bien su frustración,
es la valentía para cuestionar sus creencias sobre el éxito y el fracaso, y su capacidad para focalizarse en el logro de sus deseos.
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