La relación de las mujeres con la literatura y, de forma más concreta, con la escritura se remonta a los inicios de ésta. La historia nos dota de numerosos ejemplos. Safo, Sor Juana Inés de la Cruz, Emilia Pardo Bazán y Belén Gopegui son solo algunos de ellos. Por: Sofía Amechqar y Lola Fernández de Sevilla.
"No dejan pasar nunca la ocasión de decir que las mujeres deben dejar la pluma y repasar los calcetines de sus maridos" (Rosalía de Castro, 1866).
Sin embargo, este camino no siempre ha estado cubierto de rosas. Ni siquiera ha sido continuo. Históricamente, las mujeres han carecido de tiempos y espacios para dedicarse a sí mismas. La obligada y exclusiva entrega a su entorno familiar y la desvalorización sistemática de cualquier forma de producción intelectual femenina ha imposibilitado, en muchos casos, una dedicación a la creación, en general, y a la literaria, en particular.
Las mujeres demandan un espacio de confianza y seguridad; sienten la necesidad de encontrar un lugar y una legitimación para la escritura propia. Los siglos XIX y XX han asistido a la incursión plena de las mujeres, tanto en el ámbito literario como en otros. Con ello, el panorama se ha visto enriquecido por la perspectiva silenciada de autoras con preocupaciones, intereses e incluso géneros propios. Han pasado más de ochenta años desde que Virginia Woolf reivindicara la presencia de las mujeres en la escritura.
Sin embargo, ¿ha cundido este tiempo tanto como debería?
En los últimos años, en nuestro país han surgido algunas iniciativas encaminadas a fomentar la escritura femenina a través de la formación y el encuentro de creadoras. Las motivaciones y las finalidades de estos proyectos son diversas y están relacionadas, en muchos casos, con las mismas razones que han empujado a las mujeres a escribir. Lola García, fundadora de la librería digital Autoras en Red, empezó a gestar la Escuela de Escritoras Helvéticas en el año 2009, como una iniciativa para la formación y el empoderamiento desde la escritura y la lectura crítica. Josune Muñoz, directora de Skolastika, escuela de literatura de mujeres para mujeres afincada en Bilbao, trata, desde 2003, de ofrecer un espacio para la formación en crítica literaria feminista y para el "encuentro con la literatura creada por las mujeres a lo largo de la historia y a lo ancho del planeta". A la pregunta de por qué es importante la relación entre feminismo y literatura, Cristina Serrano, de Un cuarto propio (Ciudad Real), nos dice: "La mujer escribe muchas veces de forma diferente; lee otras lecturas".
Casi todas estas propuestas están abiertas tanto a hombres como a mujeres. Sin embargo, según nos cuentan, el alumnado de los talleres es mayoritariamente femenino. ¿Por qué? Silvia Nanclares, coordinadora de Helvéticas, habla de la búsqueda por parte de las mujeres de un espacio de mayor confianza y seguridad.
Tal vez esa necesidad aún pendiente de encontrar un lugar y una legitimación para la escritura propia sea lo que explique esta demanda.
La oferta formativa de estas escuelas es variada. Un cuarto propio se plantea la formación itinerante en cualquier aspecto relacionado con la creatividad. Además de talleres centrados en la creación literaria, su oferta incluye otras actividades relacionadas, como la creación de fanzines o el llamado Laboratorio de Un Cuarto Propio, que consiste en un servicio personalizado para la edición de libros.
Skolastika: se concibe con un carácter más académico: "Hemos logrado crear un espacio donde se imparten talleres de contenido académico como en la universidad, pero con una metodología más amena y participativa, mucho más horizontal", explica Josune Muñoz (...) Cuenta, además, con una biblioteca propia con más de 4.000 volúmenes.
Helvéticas: explora el género autobiográfico -en el que las mujeres escritoras se sitúan a la cabeza- y ha creado talleres que tratan de guiar el recorrido desde lo vivencial a la ficción, en un viaje que intenta novelar las experiencias personales (...) Ofrece talleres basados en la lectura crítica y en la creación narrativa y teatral. Además, apostando por contribuir a la reducción de la brecha digital de género (...)
La escritora Lilliana Costa cree que (...) la estrecha relación entre mujeres escritoras y biografía) puede deberse a "una necesidad de inscribirse en una sociedad que promueve la desmemoria en todo lo referente a los logros de las mujeres, al empeño en continuar hilando la genealogía que nos comprende y quizás también al hecho de incidir en el nacimiento como única certeza del comienzo del mundo y su consiguiente relato".
Se trata, tal vez, de la búsqueda de una vía de salida de las limitaciones históricas, de un deseo de libertad inexistente en la vida real pero presente entre la tinta y el papel. Volcar las experiencias personales ofrece la posibilidad de alcanzar un protagonismo que facilita modificar lo establecido, transformar la propia existencia.
Estas experiencias se convierten en modelos compartidos que permiten identificarse y construir un universo nuevo, con palabras y lenguajes, imágenes y miradas propias, no regido por la lógica del canon. Finalmente, esta conquista de la palabra literaria da como resultado la incorporación de muchas experiencias típicamente femeninas (como las que llenan el ámbito de lo doméstico, lo cotidiano y los cuidados), que reciben así una visibilidad y una revalorización.
El éxito de todos estos proyectos evidencia que existe una necesidad y un deseo de continuidad. Dicen que corren malos tiempos para la lírica pero, si nos fijamos en estos casos, quedan todavía muchas líneas por escribir.
Autoras y doulas
AUTORAS. Muy pocas mujeres figuran en los anales de la historia de la literatura. Sin contar con el altísimo analfabetismo, las pocas que conseguían publicar se veían obligadas a hacerlo a la sombra de un pseudónimo o incluso bajo la firma de sus maridos. Silvia Nanclares nos cuenta que en los talleres utiliza con frecuencia lecturas de autoras en castellano y que tiene predilección por las cuentistas. Entre las autoras a las que Cristina Serrano ha dedicado algún club de lectura figuran Virginia Woolf, Anaïs Nin, Agota Kristof, Magda Szabó y Unica Zürn. En las historietas incorporación de la mujer ha sido más tardía y solo a partir de los años 70 encontramos autoras que plasman sus vidas con acento reivindicativo. Es el caso, como señalan en Skolastika, de Marjane Satrapi, Alison Bechdel y Clara Tanit.
DOULAS. En Helvéticas han puesto en marcha el proyecto Doulas Literarias. Una doula es la encargada de acompañar y ofrecer apoyo físico y emocional a una mujer en todo el proceso de embarazo y parto. En analogía con ello, las doulas literarias acompañan la gestación de un proyecto literario de cualquier tipo, asesorando, corrigiendo y orientando el proceso hasta el nacimiento de la nueva obra. El servicio lleva en marcha más de un año y la demanda es alta. Son muchas las personas que acuden en busca de acompañamiento y apoyo en el difícil viaje de la creación. Opcionalmente, la presencia de la doula se puede prolongar también durante la posterior fase de promoción y edición. Como dicen en Helvéticas, "si nosotras parimos, nosotras escribimos".
A dónde dirigirte:
Un cuarto propio: http://www.uncuartopropio.com/
Helvéticas Escuela de Escritoras: http://www.escuelahelveticas.com/
Skolastika: http://www.skolastika.net/
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