La tenista Lili Álvarez, primera finalista española del torneo de Wimbledon.EDITORIAL CORONA BOREALIS / EFE
Cuando el periodista Manuel Espín decidió escribir Mujeres en el filo de la navaja (Corona borealis), un retrato de veinticinco de ellas que destacaron por "salirse de su papel" durante el siglo XX en España, "no quería entrar en reglas y en doctrinas, sino solo contar la realidad tal como fue".
De esta forma resume Espín su última obra, un libro que a pesar de revindicar a mujeres "inteligentes y con vocación, que lucharon contra la frustración que sentían ante su realidad", como las describe Espín, no tiene una vocación feminista, según dice el propio autor.
Entre las seleccionadas aparecen nombres del deporte como la polifacética Lili Álvarez, primera finalista española del torneo de Wimbledon, que también fue precursora en el campo de golf; o la "Isadora Duncan española", Tórtola Valencia, una icónica bailarina de la Belle Époque que no se plegó a usar corsé sobre el escenario. "La lucha de Valencia sería equivalente a la que hoy vemos con las mujeres obligadas a cubrirse con un velo por motivos religiosos", compara Espín.
Hay otros nombres de intelectuales no tan desconocidas, pero que le deben la mayor parte de su fama a sus relaciones con hombres en los que influyeron notablemente. Así aparecen Zenobia Camprubí, que "sacó del hoyo a Juan Ramón Jiménez a costa de renunciar a su carrera"; María Teresa León que "se ha quedado reducida a la sombra que Alberti proyecta" porque el reconocimiento le llegó tarde: cuando ambos regresaron del exilio ya estaba afectada por el Alzheimer.
A parte de la memoria de estas mujeres, Espín también reclama dos lugares de encuentro y debate femenino creados en la primera mitad del siglo pasado: la Residencia de Señoritas y el Lyceum Club Femenino, cuyos miembros eran llamadas de manera despectiva "maridas" .
En ellos, se reunían estas mujeres que en la mayoría de la ocasiones "tuvieron que luchar para encontrar un sitio en la universidad o poder estudiar" y que, a pesar de ello, "eran mujeres que dominaban varias lenguas y con una perspectiva muy cosmopolita".
Fuera de esta relación se han quedado tantos nombres "como para hacer otro libro con otras treinta o cuarenta mujeres", incluyendo a la actriz María Guerrero o a la infanta Eulalia de Borbón, hija de Isabel II, que es nombrada en el libro y cuya su crítica a la falta de educación de la infantas "que solo cosían y bordaban" se convirtió en uno de los escándalo que protagonizó durante su vida.
Para Espín, que también ha participado en la realización de más de una decena de películas, programas de televisión y documentales, todas estás mujeres merecen "su película", pero sin que fueran representaciones falseadas "que consiguen que el ayer sea como el hoy pera con un vestuario diferente" como considera que son las que dominan en la actualidad.
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