La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres son cruciales para alcanzar los tres pilares del desarrollo sostenible: el económico, el social y la protección ambiental.
Beatriz Gimeno
Hace unos meses entré en Equo ilusionada por lo que significaba contar por fin con un proyecto político netamente ecologista. No me cabía en la cabeza que con lo que ya sabemos acerca del papel clave de las mujeres en un mundo ambientalmente sostenible, Equo no se declarara feminista y no tomara decisiones encaminadas a defender la centralidad de la lucha contra el sexismo en cualquier política ecologista.
El ecofeminismo tiene ya una larga tradición y, por si fuera poco, el partido verde, germen del ecologismo político, fue fundado por Petra Kelly, que afirmó claramente que: “hay una relación clara y profunda entre militarismo, degradación ambiental y sexismo”. Desde entonces, todos los estudios y trabajos llevados a cabo desde cualquier perspectiva ecologista vienen subrayando que el empoderamiento de las mujeres es clave para combatir el desarrollismo suicida en el que estamos embarcados.
Como reacción al poco apoyo de Equo a la organización autónoma de mujeres en el seno de su organización y a esa mística de la femineidad, tan antifeminista, un grupo de mujeres feministas y ecologistas hemos decidido constituirnos formalmente con el objetivo de visibilizar la necesidad de fortalecer un espacio ecofeminista que se convierta en referente y agente transformador hacia la igualdad y el desarrollo sostenible
Sin embargo, para mí sorpresa, en Equo no todo el mundo lo tenía tan claro. Además, desgraciadamente, hay un cierto ecologismo muy dado a una mística femenina, que no feminista, que se encuadraría dentro de sectores que están relacionados con el feminismo de la diferencia, del que yo me siento muy alejada. Esta adscripción de cierto neofeminismo místico con el ecologismo está relacionada con la milenaria identificación entre mujer y naturaleza. Pocos ambientes tan propicios para esta identificación perversa como un ecologismo mal entendido.
En todo caso, como reacción al poco apoyo de Equo a la organización autónoma de mujeres en el seno de su organización y a esa mística de la femineidad, tan antifeminista, un grupo de mujeres feministas y ecologistas que nos hemos conocido en Equo y que nos agrupamos de manera informal, hemos tomado la decisión de constituirnos formalmente y hemos comenzado a trabajar con el objetivo de visibilizar la necesidad de fortalecer un espacio ecofeminista que se convierta en referente y agente transformador hacia la igualdad y el desarrollo sostenible. Por eso hemos creado la Red Ecofeminista.
La Red Ecofeminista no se distancia respecto a Equo ni tampoco se queda dentro. Algunas de nosotras seguimos en Equo porque seguimos creyendo en la necesidad de un partido ecologista que no use el ecologismo como coartada para captar votos; pero algunas otras nos hemos distanciado de Equo por haber entendido que dicho partido no se ha definido con claridad respecto al feminismo y porque no nos hemos sentido apoyadas en nuestra exigencia de espacios propios y políticas claramente feministas.
Desde la Red Ecofeminista queremos contribuir a crear opinión y conocimiento acerca del ecofeminismo de base igualitaria, en las antípodas de lo que mucha gente entiende por ecofeminismo. Rechazamos, por supuesto, que las mujeres tengamos ningún tipo de conexión especial o privilegiada con la naturaleza. Lo que las mujeres que viven en países pobres tienen es una relación más dependiente y estrecha con la naturaleza debido a la desigual distribución del trabajo. Estas mujeres suelen ser las responsables de la producción de alimentos, de la búsqueda de agua, de la reproducción social. Esta conexión, impuesta por la propia desigualdad y por las condiciones socioeconómicas, y que no tiene nada que ver con la biología, nos coloca en una situación privilegiada para comprender y combatir la destrucción medioambiental y para ser agentes del cambio.
Por todo ello es imposible pensar en modelos ambientalmente sostenibles o en la erradicación de la pobreza sin tener en cuenta la centralidad de la igualdad de género, sin tener en cuenta que ambas cosas pasan por el empoderamiento femenino tanto dentro de las familias como en la sociedad en su conjunto. La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres son cruciales para alcanzar los tres pilares del desarrollo sostenible, que son el económico, el social y la protección ambiental.
El ecologismo, a entender de las mujeres que formamos parte de la Red Ecofeminista, es incompatible con el neoliberalismo, en tanto que éste es intrínsecamente depredador de recursos y vidas, y es incompatible también con el sexismo porque no puede un sistema basado en la desigualdad pretender aplicar criterios de justicia a las relaciones económicas y a las relaciones del ser humano con la naturaleza.
La Red Ecofeminista tiene como objetivo visibilizar la lucha contra las estructuras políticas y económicas opresoras, que conducen a la pobreza y al sexismo, ambas cosas relacionadas con la degradación ambiental. Estamos convencidas de que sólo combatiendo ambas formas de opresión podremos trabajar por un futuro alternativo. En definitiva, no hay futuro sin feminismo, ni hay futuro sin ecologismo.
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