La novela negra, con sus detectives al acecho en los rincones y sus cigarrillos colgando de comisuras cínicas, es un coto reservado a los hombres. Si las mujeres existen, es como víctimas: cuerpos heridos de bala o apuñalados y en general hallados en estado de desnudez por nuestro protagonista o femmes fatales, abriéndose camino en la trama a fuerza de traiciones y zapatos con punta.
Ahora, todo eso está cambiando. Desde las autoras estadounidenses Megan Abbott, Gillian Flynn y Christa Faust a las británicas Cathi Unsworth, Dreda Say Mitchell y Joolz Denby, una nueva generación de escritoras de policiales se está haciendo un lugar las calles peligrosas de la novela negra.
Y con ese cambio llega una versión diferente de los tropos más respetados del policial negro. Estas autoras dan voz a las mujeres que suelen habitar las zonas marginales de la novela negra, colocando en el centro de la escena a pandilleras y estrellas porno y permitiéndoles no ser las víctimas sino las (anti)heroínas de sus relatos.
Y además no tienen miedo de abordar el peor lado del comportamiento femenino.
Dare Me (algo así como “Desafíenme”) de Abbot sigue a un grupo de porristas despreciables y arruinadas mientras compiten en el deporte y entre sí, en tanto las chicas perdidas de las impactantes novelas negras del Medio Oeste de Flynn, como Dark Places(“Lugares oscuros”) entre otras, a veces mienten y a menudo hacen trampa, causándose daño a sí mismas y a los que tienen más cerca.
Por su parte, la última novela de Unsworth, Weirdo (“Raro”) es tanto un policial negro ambientado en el este de Inglaterra en los años 80 y el presente como un estudio descarnado de los horrores de la amistad adolescente. “Las chicas pueden hacerse terribles maldades, pueden ser sumamente manipuladoras y astutas”, dice Unsworth. Sostiene que el caso de Sophie Lancaster, la estudiante a quien mataron a golpes por ser gótica, “realmente me afectó”. “Hay una gran presión para que nadie se destaque, y yo quiero centrarme en eso, ver por qué las adolescentes tienen esa necesidad de que una chica sea la reina y las demás las damas de compañía…” Unsworth, a quien el autor David Peace llamó la “Reina de la novela negra”, se alegra de que más mujeres se dediquen a contar historias policiales oscuras –“Creo que es importante que haya voces femeninas, que se oiga ese lado de la historia”. Pero cree que su país está en desventaja respecto de Estados Unidos: “Autoras como Megan y Christa pueden escribir lo que quieran, pero no estoy segura de que las cosas sean así en Gran Bretaña”, señala. “Las escritoras de policiales todavía están encasilladas. Decididamente, hay más presión para que las mujeres creen un personaje como los de las series, fundamentalmente que escriban literatura policial tradicional. Las editoriales a menudo dicen que al público masculino no le gusta que las mujeres escriban novela negra, aunque yo he visto que no es así.”
Fuente
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