"Mujer, 55 años, en el paro y con una hija a su cargo, ¿qué futuro crees que tengo?". Berta López (nombre ficticio) fue además víctima de violencia de género. Su expareja y maltratador nunca le pasó una pensión por su hija. Salió adelante con la ayuda de su familia, y con la del Estado, desde la protección que le brindó entonces una orden de alejamiento hasta la prestación por desempleo que cobra ahora. Su reincorporación al mercado laboral se vislumbra complicada. Berta saldrá a la calle mañana con su camiseta morada. Las mujeres se manifestarán en la "marea violeta" del 15-S porque sufren los recortes agravados: además de sus problemas específicos –como la violencia machista, para la que también se reducen los medios– los ajustes en servicios sociales les afectan más. Sin becas de comedor o ayudas a la dependencia, por ejemplo, sus posibilidades de mantenerse en el mercado de trabajo disminuyen, porque siguen siendo ellas las que se ocupan de esas tareas. "Al socaire de la crisis se nos está volviendo a querer encerrar en casa", lamenta Ana María Pérez del Campo, presidenta de la Federación de mujeres separadas y divorciadas.
"Los recortes en servicios públicos que han provocado pérdidas de puestos de trabajo han afectado mucho a las mujeres, porque la sanidad, la educación o los servicios sociales son sectores muy feminizados", explica Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de mujeres progresistas. Primero se destruyó fundamentalmente empleo masculino, con la crisis de la construcción. Ahora son ellas las que se han ido al paro.
Y luego están los recortes en los servicios que permiten a las mujeres trabajar o mantenerse trabajando. Esto es, todo lo que tenga que ver con ayudas para el cuidado de niños o mayores. "A mi en entrevistas me han preguntado que quién cuida a mis hijos cuando yo estoy trabajando, esa es una pregunta impensable para un hombre", cuenta Rosa María D. S., abogada de 41 años. "Yo compartí el permiso de paternidad con mi marido, y su jefe le llegó a decir que si no teníamos miedo de que yo perdiera el vínculo con mi hija", relata. Rosa también se vestirá mañana de morado.
La reforma de la ley del aborto en la que trabaja el Gobierno, que ha indignado a muchas mujeres, es causa también de que el movimiento feminista se haya revitalizado, y de que las mujeres sean visibles de forma independiente como marea. Muchas de las que saldrán mañana a la calle lo harán también contra esa reforma: "Ha sido un brindis a la galería de la ultraderecha, porque por mucho que cambien la ley no evitarán los abortos, no lo consiguieron ni en la Dictadura", asegura del Campo, que ve en el Ejecutivo un "intento ideológico" que comprende muchas leyes "para volver a relegar a las mujeres a su rol tradicional". En la Federación de mujeres progresistas coinciden en ese análisis. "En el modelo de familia del partido del Gobierno las mujeres se deben dedicar al cuidado de la familia, es la vuelta a la división sexual en el trabajo", añade Besteiro.
Los motivos para manifestarse abundan, dicen ellas. "El ataque y los efectos de las reformas sobre los derechos de las mujeres son tan brutales que tenemos mucho por lo que salir a la calle" indica Besteiro."En los derechos, las mujeres somos como la marea del mar: las olas avanzan y retroceden, pero los avances no se consolidan", añade del Campo. Berta lo tiene claro: "Yo salgo para decir: aquí estamos, somos muchas, no nos vamos a quedar calladas. Que nos ayuden a salir de este pozo".
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